respeto y reverencia a Dios, demostrada con actos visibles, expresada
a través del sacrificio desinteresado, sin anhelo alguno
de recompensa. Muchas veces pensamos que la única diferencia
entre alabanza y adoración es que la primera tiene un ritmo rápido
y la segunda es algo más lenta, y eso no es así. La alabanza proclama las poderosas obras de Dios, mientras que adoración
es rendirle reverencia con humildad de corazón por quién es Él.