1.
El temor
de Dios tiene un efecto santificador sobre el pueblo de Dios. Como hay un
efecto santificador en la verdad de la palabra de Dios (Juan 17:17 Santifícalos en
tu verdad; tu palabra es verdad.),
así hay un efecto santificador en el temor de Dios. Mueve a aborrecer el pecado
y a apartarse del mal (Proverbios 3:7 No seas sabio en tu propia opinión; Teme a
Jehová, y apártate del mal;
Eclesiastés 5:2 No te des prisa con
tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque
Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus
palabras. Eclesiastés 5: 6-7 No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas
delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa
de tu voz, y que destruya la obra de tus manos? 7 Donde abundan los sueños,
también abundan las vanidades y las muchas palabras; mas tú, teme a Dios.).
Los protege del fracaso de su conciencia y de su firmeza moral. El temor de
Dios es limpio y purificador (Salmos
19:9 El temor de Jehová es limpio,
que permanece para siempre; Los juicios de Jehová son verdad, todos justos.), santo
y redentor en su efecto.
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