Muchas personas son conducidas por el temor. El temor puede haber sido el resultado de una experiencia traumática, de expectaciones irrazonables, de haber crecido en un hogar de extremo control e incluso de una predisposición genética. No importa cuál haya sido la causa, las personas que son conducidas por el temor a menudo se pierden de grandes oportunidades porque sienten miedo de arriesgarse. Y en lugar de arriesgarse, siempre hacen lo seguro, evitan los riesgos y tratan de mantener el status quo.
El temor es una prisión en la que usted mismo se mete, que le impedirá llegar a ser lo que Dios tiene intenciones que sea. Tiene que moverse en contra del temor con las armas de la fe y el amor. La Biblia dice, "El amor bien formado hace desaparecer el temor. Como el temor es debilitante, una vida llena de temor – con miedo de la muerte, con miedo del juicio – es una vida que todavía no ha sido formada totalmente en amor." 4
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