En el Nuevo Testamento, Dios también instruyo a su pueblo a que
manifestara un profundo interés por los pobres y necesitados, sobre todo
por los que estaban dentro de la iglesia cristiana.
Pablo expone explícitamente el principio de una comunidad generosa: “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe” (Gálatas 6:10 Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.). Dios quiere que quienes tiene abundancia comparta con los que tienen necesidades, de modo que no haya carencia ni desigualdad entre el pueblo de Dios (2 Corintios 8:14-15 sino para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad, 15 como está escrito: El que recogió mucho, no tuvo más, y el que poco, no tuvo menos.; Efesios 4:28 El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.; Tito 3:14 Y aprendan también los nuestros a ocuparse en buenas obras para los casos de necesidad, para que no sean sin fruto.).
En resumen las Escrituras no dan otra alternativa que ser sensible con respecto a las necesidades materiales del prójimo, sobre todo los hermanos en Cristo.
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