En el Nuevo Testamento, Dios también instruyo a su pueblo a que
manifestara un profundo interés por los pobres y necesitados, sobre todo
por los que estaban dentro de la iglesia cristiana:
El elogio a las iglesias de macedonia que ansiosa y voluntariamente le pidieron a Pablo que les permitiera participar en esta colecta (2 Corintios 8:1-4 La ofrenda para los santos 8 Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia; 2 que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. 3 Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aún más allá de sus fuerzas, 4 pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos.; 2 Corintios 9:2 pues conozco vuestra buena voluntad, de la cual yo me glorío entre los de Macedonia, que Acaya está preparada desde el año pasado; y vuestro celo ha estimulado a la mayoría.). En cuanto al dar, en la Epístola a los Romanos, pablo llega a afirmar que uno de los dones que el Espíritu Santo da a los cristianos es la virtud de dar generosamente para las necesidades de la obra o del pueblo de Dios (Véase Romanos 12:8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.; 1 Timoteo 6:17-19 A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. 18 Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; 19 atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.).
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