1.
Por último,
el temor de Dios va acompañado de
seguridad e indecible consuelo espiritual para el pueblo de Dios. El Nuevo Testamento
vincula directamente el temor de Dios con el fortalecimiento del Espíritu Santo
(hechos 9:31 Entonces
las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas,
andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu
Santo.) Por una parte, los que
viven sin temor del señor no tienen sentido alguno de su presencia, gracia y
protección (Deuteronomio 1:26 Sin embargo, no quisisteis subir, antes
fuisteis rebeldes al mandato de Jehová vuestro Dios); por otra parte, los que temen a Dios y guardan sus mandamientos
tienen una profunda experiencia de seguridad espiritual y de la unión del
Espíritu Santo. Ellos pueden estar seguro de que Dios “librar[á] sus almas de
la muerte” (Salmos 33:18-19 He aquí el ojo de Jehová sobre los que le
temen, Sobre los que esperan en su misericordia, 19 Para librar sus almas de la
muerte, Y para darles vida en tiempo de hambre).
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