Los creyentes también sufren, al menos en los profundo de su ser, porque viven en un mundo pecaminoso y corrupto. A su alrededor están los efectos del pecado; sufren aflicción y angustia cuando ven el poder que el mal ejerce sobre tantas vidas (véanse Ezequiel 9:4 y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella.; Hechos 17:16 Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría.; 2 Pedro 2:8 porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos,). Respuesta: Hay que pedirle a Dios que muestre su victoria sobre el poder del pecado.
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